ELSA JIMÉNEZ GALICIA (FUNDACIÓN CRAM) · PROYECTO FAVOMAR

Lunes, 23 Septiembre 2019
CRAM FEMP

Directora la Fundación para la Conservación y Recuperación de Animales Marinos (Fundación CRAM). Entidad privada sin ánimo de lucro que trabaja en tres líneas: clínica y rescate de especies marinas amenazadas, conservación mediante proyectos de investigación y educación y sensibilización de la ciudadanía.

 

 

1. ¿Qué te llevó a interesarte por la Fundación CRAM? ¿Cuál fue tu motivación? ¿Habías sido voluntaria en algún rescate antes de entrar en la Fundación? ¿Cuál ha sido el rescate más complicado que habéis realizado desde la Fundación CRAM?

 

Ya desde la infancia sentí una gran fascinación por el mar y sus habitantes. Pasaba gran parte de mis veranos en el mar, navegando, buceando y maravillándome con los infinitos tesoros que alberga tan vasto y misterioso hábitat. Cuando nació el CRAM yo contaba con apenas de 10 años de edad, y tras descubrir su existencia y las labores de rescate y asistencia a fauna marina que realizaba en todo el litoral catalán, fue un amor a primera vista que todavía hoy perdura. Después de un recorrido profesional desvinculado del medio marino y su conservación, me decidí empezar un voluntariado intenso y muy gratificante en la fundación que, años después, me llevaría a formar parte de la plantilla de la entidad. Una década de grandes retos, de aprendizajes, de amistades, de dificultades, de experiencias, de sacrificios, pero, sobre todo, una década de grandes satisfacciones de formar parte de una pieza del gran puzle de la conservación medioambiental de este país.

 

Si hay una actuación especialmente simbólica de las acciones que realiza la Fundación CRAM es el rescate y la asistencia a un animal herido o enfermo. En el trascurso de un rescate pueden darse dos tipos de dificultades; unas de un perfil técnico y logístico, y otras que suponen un reto emocional. Las primeras pueden ser estar varios días o semanas en una playa atendiendo a un animal, con toda la complejidad y desgaste que eso supone, o dificultades logísticas para alcanzar a un animal herido o enfermo por estar en un medio complicado para nosotros, los humanos, como es el mar. No obstante, el verdadero reto, como casi todo en la vida, es hacer frente a lo que nos pasa por dentro cuando ves que la vida se va.  Los rescates más difíciles son los que no terminan con un final feliz, que es la supervivencia y  la reintroducción del animal en su medio natural. En ocasiones, a pesar de los esfuerzos, el animal no sobrevive y se hace difícil para todo el equipo asumir que en esa ocasión no ha sido posible, y hay que saber soltar. Por suerte, logramos más éxitos que fracasos. Y con eso hay que quedarse y seguir trabajando duro para sumar supervivientes en este mar lleno de amenazas.  

 

2. El proyecto “Pescadores a favor del mar: acciones para la recuperación y conservación de las diferentes especies de tortuga marina en el área protegida del Delta del Ebro” que actualmente estáis desarrollando con el apoyo de la Fundación Biodiversidad, del Ministerio para la Transición Ecológica, a través del Programa Pleamar, cofinanciado por el FEMP; nace de un artículo de García-Párraga donde describía por primera vez el síndrome descompresivo en tortugas marinas, cambiando los protocolos de actuación establecidos en caso de pesca accidental de tortugas hasta ese momento. Esta iniciativa exige una estrecha colaboración con la comunidad de pescadores,  ¿cuáles son las consecuencias del síndrome descompresivo y el protocolo actual? ¿Existe dificultad a la hora de aplicar el protocolo? ¿Cómo informaréis e implicaréis en la conservación de esta especie a la comunidad de pescadores?

 

Cuando una tortuga marina es capturada accidentalmente en redes de arrastre corre el riesgo de aspirar agua y morir ahogada, o desarrollar un proceso infeccioso a nivel pulmonar por su incapacidad fisiológica de desalojar el agua que ha entrado en su aparato respiratorio. Esta posibilidad es conocida desde hace ya décadas, y una de las pautas propuestas cuando el animal se encontraba activo, era inclinarlo para facilitar el desalojo del agua aspirada, y liberarlo acto seguido. No obstante, con el descubrimiento del síndrome de descompresión, estas pautas han cambiado. Ahora ya no se propone su liberación inmediata con tan solo una valoración visual de su estado, sino que se recomienda una evaluación clínica completa por parte de veterinarios especializados para detectar o descartar una enfermedad descompresiva letal. Cuando una tortuga es capturada de forma incidental en arrastre y padece una enfermedad disbárica es muy posible que no muestre signos externos de esta patología, mostrándose especialmente activa, y si se libera sin un tratamiento adecuado, puede morir en las siguientes 24-48 horas, o quedar con lesiones severas irreversibles que le puedan causar un sufrimiento prolongado y, finalmente la muerte. Es por ello que, actualmente, se informa a los pescadores que ante una captura accidental de tortuga marina llamen al 112 o al teléfono de emergencias del CRAM para que podamos evaluar la magnitud de las lesiones y procurarle un tratamiento que aumente sus posibilidades de supervivencia, siendo la cámara de descompresión el tratamiento inicial y de urgencia que se aplica en casos de enfermedad disbárica.

 

Para poder llegar a los pescadores y transmitirles esta problemática, procuramos hacerlo con proximidad y de una forma muy visual y comprensible para un público no especializado en patologías, mostrando imágenes reales e impactantes de tortugas con síndrome de descompresión y sus consecuencias. Lo cierto es que, hasta el momento, las formaciones han tenido muy buena acogida entre el sector pesquero y se han mostrado muy colaborativos desde el primer momento. Cabe añadir que en las primeras tomas de contacto es una minoría que muestra interés, pero a medida que vamos avanzando en la ejecución del proyecto, más embarcaciones se suman a la colaboración.

 

3. En relación al Proyecto FAVOMAR, ¿qué retos os esperan? ¿Cuáles son las dificultades o facilidades que se presentan en el desarrollo de las acciones?

 

Dado que la principal amenaza de las tortugas marinas es la pesca accidental, la reducción de su mortalidad pasa por la colaboración del sector pesquero. Por lo tanto, el principal reto del proyecto es conseguir implicar a los pescadores, hacer que crean en el proyecto y en la importancia de su colaboración para aumentar la supervivencia de estos animales. Por ello, la principal dificultad a las que nos enfrentamos es la desconfianza que pueda generar entre el sector pesquero la petición de llevar a bordo y desembarcar en puerto una especie protegida para su posterior evaluación clínica y recuperación. Se trata de un sector que está sujeto a numerosas regulaciones e inspecciones, y el hecho de solicitarles una acción que puedan interpretar como un riesgo de sanción es algo que genera suspicacias. No obstante, la emisión por parte de la Generalitat de Cataluña de unas autorizaciones especiales para la tenencia y desembarco de tortugas marinas para su recuperación, ha facilitado con creces la predisposición del sector pesquero.

 

4. La Unión Europea está haciendo una apuesta importante en la sostenibilidad medioambiental en nuestro país. ¿Qué acciones crees que se podrían implementar mediante el Fondo Europeo Marítimo y de Pesca (FEMP) para la protección de la biodiversidad en el medio marino?

 

Hay acciones que favorecen la conservación de la biodiversidad desde arriba, como pueden ser aquellas encaminadas a una regulación de carácter normativo, muy necesaria e importante. No obstante, desde mi punto de vista, los verdaderos cambios, aquellos más profundos y permanentes, son los que surgen desde la ciudadanía a través de un aumento general de la conciencia medioambiental. En el caso de FAVOMAR, los pescadores que colaboran lo hacen por una toma de conciencia sobre la repercusión de sus acciones y por una mayor sensibilización hacia la conservación de la biodiversidad, siendo un ejemplo de conservación voluntaria, por convicción y no impuesta. Cualquier acción encaminada a aumentar la sensibilización y la conciencia entre los distintos sectores sociales implicados es una inversión con éxito asegurado.

 

5. Cetáceos, aves y tortugas marinas son las especies con las que trabajáis principalmente. ¿Cuál es la situación actual de estas especies en el Mediterráneo? ¿En qué porcentaje es responsable la acción del ser humano? En concreto, ¿cuál es la relación de los residuos plásticos con los rescates que lleváis a cabo?

 

Numerosas especies de tortugas marinas, cetáceos y aves marinas se encuentran gravemente amenazadas. Los peligros a los que se enfrentan provienen de una acción humana, muchas veces desmedida, antropocéntrica e irresponsable con el medio, que está haciendo estragos en el equilibrio ecosistémico del planeta. Más del 70% de las tortugas que ingresan en el centro de recuperación, defecan plásticos durante los primeros días, como un síntoma evidente del estado de mares y océanos. Y el problema del plástico es ya lamentablemente imparable y tardaremos siglos en eliminar su presencia y revertir sus efectos. Aunque hoy mismo dejáramos de producir y utilizar plástico, las innumerables partículas que se encuentran esparcidas por todo el planeta, seguirán presentes por su lenta degradación y adheridas en el ciclo del agua durante muchas décadas. No obstante, hay otras acciones humanas que por su idiosincrasia interaccionan directa y accidentalmente con otras especies, y cuyos efectos negativos pueden ser paliados sin mayor dificultad con un aumento de conciencia y sensibilización, como es el caso del proyecto FAVOMAR, que está aportando resultados muy positivos, como propuesta de compatibilidad de actividades humanas con la conservación.  

 

Cabe añadir también que, a pesar de que, en términos generales, la pérdida de biodiversidad es una evidencia y avanza a un ritmo preocupante, también podemos añadir que los esfuerzos para la preservación de la riqueza biológica del planeta no son en balde. Un ejemplo podría ser el de la tortuga boba (Caretta caretta) a nivel global, que pasó en 2015, según la UICN, de estar en peligro de extinción a considerarse como vulnerable, subiendo así un nivel en la estimación de sus poblaciones. A pesar de ello, su pronóstico es decreciente, con lo que no se debe bajar la guardia y seguir trabajando en estrategias que velen para su preservación presente y futura.

 

 

6. ¿Algún mensaje final que quieras compartir? (Consejo, conclusiones o llamamientos).

 

Para concluir, quisiera hacer una invitación a los lectores, o más bien un llamamiento social con carácter de urgencia, a reconectarnos con el medio natural, y a reflexionar profundamente para comprender las interconexiones evidentes que hay entre nuestras acciones y nuestra forma de estar en el mundo con la calidad presente y futura del planeta.