Pedro García Moreno, director de ANSE · PROYECTO ANGUILA

Lunes, 1 Enero 2018

Lleva en ANSE desde 1984 y ha participado en todos los niveles de la asociación, donde ha cosechado grandes éxitos profesionales en materia de protección y conservación de la naturaleza, quizás lo más conocido sea su lucha para evitar que el urbanismo sin medida cuya planificación no tiene en cuenta la biodiversidad y la sostenibilidad proliferara, poniendo de manifiesto este tema para la sociedad. 

Con su permiso, quisiera comenzar por el principio. ¿Cómo conoce a ANSE?

 

En realidad en 1984 ingreso en ACEDA, la Asociación de Cartagena para el Estudio y Defensa de las Aves, que en 1986 se une a ANSE y constituye su delegación de Cartagena. La conozco a través de un amigo con quien compartía inquietudes sobre observaciones naturalistas, principalmente de aves.

 

¿Por qué decide tomar parte de la asociación?

 

Era la única asociación en nuestra ciudad que promovía la observación y conservación de la naturaleza. Era joven y tenía ganas de aprender sobre naturaleza y ayudar en su protección.

 

Desde luego, usted es una de las caras más reconocidas del ecologismo, ha estado en primera línea de fuego en todas las acciones. ¿Qué supone estar en el frente?

 

Aunque parezca tópico, muchísimo trabajo y dedicación, también ilusión y optimismo ante mil inconvenientes, confianza en la gente que te rodea, un cierto pragmatismo para dedicar los mayores esfuerzos a lo más urgente y necesario, respeto incluso a los que no coinciden con nuestros planteamientos, paciencia, capacidad de sacrificio personal y familiar.., en fin, imagino que lo mismo que supone para cualquier persona que forma parte de entidades minoritarias que quieren cambiar el rumbo de algo.

 

 ¿De qué logros está más orgulloso?

 

De casi todos, de la protección de espacios naturales emblemáticos que pudieron ser destruidos por urbanizaciones e infraestructuras, como Calblanque-Monte de Las Cenizas y Peña del Águila o Marina de Cope, de multitud de pequeñas repoblaciones de planta autóctona en infinidad de rincones que ya han constituido pequeños bosquetes, de la creación de numerosas reservas privadas mediante custodia del territorio, de la creación de reservas marinas como Cabo de Palos-Islas Hormigas, de la paralización de proyectos urbanísticos diversos a orillas del Mar Menor, de la recuperación de especies amenazadas como la canastera en colaboración con agricultores, de la creación de ZEPAs y otros espacios protegidos por la Red Natura 2000, del cambio de actitud de muchos ciudadanos de nuestra tierra hacia nuestros paisajes semiáridos, de la mejora de la calidad de las aguas y de la recuperación de parte de las riberas del río Segura, de la restauración del velero Else…

 

¿Qué conclusiones o consejos saca de su experiencia?

 

Que la conservación y recuperación de la naturaleza y la biodiversidad es una necesidad cada vez más posible, a pesar de múltiples dificultades e inconvenientes. Que hay que lograr pequeñas cosas antes de conseguir lo imposible. Pero el tiempo apremia.

 

Este año, en la IV Jornada Agua y Sostenibilidad de la Universidad de Murcia, comentaba que la región del sureste de la península es única debido a la escasez de lluvias, el régimen de vientos y la orografía generan un tipo de hábitat que no se da en Europa. Se ponía de manifiesto un dato muy relevante: es una de las regiones españolas donde más han aumentado la presión urbanística y el impacto de la agricultura. ¿Se está consiguiendo un diálogo entre la administración, las empresas y los defensores del medio ambiente?

 

Hay casos y experiencias positivos, y cada vez hay más personas en las administraciones y las empresas convencidas del diálogo y la colaboración, pero siguen siendo minoritarios.

 

 ¿En qué dirección deben ir las sinergias para conseguir la protección de la biodiversidad y el desarrollo económico-social?

 

En poner en marcha proyectos y experiencias que logren resultados y cambios concretos y reales y, a ser posible, permanentes, si son replicables aún mejor, sostenibles, con implicación de la población local, etc.

 

En una entrevista comentaba usted lo siguiente: “(…) en los años de crisis se ha producido un auténtico desmantelamiento de la administración ambiental, con un recorte enorme de personal, cierre de muchas de las infraestructuras y freno a la aplicación de medidas aprobadas por el mismo gobierno.” (2013) ¿Ha cambiado su opinión?

 

No ha ocurrido lo mismo en todas las administraciones ni comunidades autónomas, pero ha sido muy parecida. En general lo que se mantiene es en gran medida por la llegada de fondos europeos. Hay muy poco apoyo a proyectos de conservación a escala local, y las mejores oportunidades de concurrir a financiación de proyectos depende de las convocatorias de la administración estatal. Falta colaboración entre las diferentes escalas de la administración.

 

¿Qué medidas se deberían tomar para corregir esta situación?

 

Lo primero cumplir con las leyes  y herramientas de planificación. Tratar el medio ambiente y la conservación de la naturaleza como una herramienta estructural de las administraciones públicas, a la altura de la sanidad y la educación, y eso conlleva dotaciones económicas que en muchos casos ahora no existen. Buscar una mayor colaboración y participación de múltiples sectores sociales en la administración ambiental, y aumentar la colaboración entre las mismas administraciones. También es fundamental la incorporación de gente joven, hay mucha con gran formación e ilusión que contribuiría a cambiar las cosas.

 

ANSE ha sido galardonada en la categoría de Actuaciones en España por su compromiso en la conservación de la biodiversidad por la Fundación BBVA en la XII edición de los premios a la Conservación de la Biodiversidad. ¿Cómo os afectan los reconocimientos? ¿Ayudan a mejorar la visibilidad de la asociación y su trabajo?

 

Aunque no afectan a los objetivos ni al enfoque de nuestro trabajo diario ni futuro, contribuyen a transmitir a la sociedad que la conservación de la biodiversidad es positiva y debe ser apoyada. En el caso concreto del premio BBVA también supone una gran proyección más allá de nuestra zona de trabajo habitual, y una ayuda económica muy estimable para algunos proyectos y a la financiación de la asociación durante algún tiempo.

 

Entre los logros de ANSE durante estos más de cuarenta años de actividad, destaca como un hito indudable la entrada en vigor de la primera ley de protección de especies en España. En una entrevista usted comentaba lo siguiente a este respecto: "Era una época en que la población desconocía el enorme valor de la biodiversidad. Hoy el contexto ha cambiado, pero los ecosistemas semiáridos del Sureste peninsular siguen siendo paisajes poco reconocidos a pesar de su gran valor ecológico" (2017). ¿Cuáles serían las acciones para solventarlo?

 

Como decíamos anteriormente, primero cumplir con las leyes y herramientas de planificación aprobados hasta el momento, dotar a las administraciones de los medios necesarios para su aplicación, y buscar una mayor implicación de la sociedad y la empresa, entre otros muchos. Pero también es imprescindible una mayor divulgación y formación a la sociedad y a sus representantes políticos sobre la importancia de la biodiversidad de los paisajes semiáridos.

 

En cuanto al cambio climático, ¿cómo le afecta y afectará, teniendo en cuenta que las temperaturas podrían subir entre 1 y 3 grados para 2100 dando lugar a sequías más acusadas, a un territorio como este?

 

Aunque muchas de nuestras especies vegetales y animales están muy bien adaptadas a las condiciones ambientales marcadas por escasas precipitaciones y temperaturas, los cambios pueden suponer un incremento excesivo de la aridez, con pérdida de muchas masas forestales y cuerpos de agua. También podría reducir la cobertura de especies arbustivas y de matorral en las zonas más soleadas y con peores suelos, favoreciendo el aumento de la erosión y desertificación, sobre todo si se mantienen malas prácticas agrícolas y vienen acompañadas de la sobreexplotación de recursos naturales escasos como el agua.

 

La Unión Europea está haciendo una apuesta importante en la sostenibilidad medioambiental en nuestro país. ¿Qué papel cree que puede y debe jugar el Fondo Europeo Marítimo y de Pesca (FEMP) para la protección de la biodiversidad y el medio ambiente?

¿Qué acciones de las que se están tomando cree que son las más eficaces para reducir el impacto de la pesca y la acuicultura en el entorno natural?

 

Hay muchas, desde las directas como ayudas a la reducción del esfuerzo pesquero mediante reducción de flota,  la creación y gestión de reservas marinas, o el apoyo a proyectos de conservación, mejora del conocimiento y colaboración entre sector pesquero y administraciones y organizaciones sociales para búsqueda de soluciones a la sostenibilidad de la pesca y su afección a especies no objetivo, como aves marinas, tortugas o tiburones.

 

¿Qué espera del proyecto que vais a comenzar con ayuda del FEMP? En el proyecto Pesquerías sostenibles de anguila en Red Natura 2000”  vais a evaluar el estado de anguila ¿en qué estado se encuentra la especie?

 

A nivel internacional se considera que las poblaciones de anguila europea se encuentran fuera de los límites biológicos de seguridad, debiendo aplicarse medidas de conservación y recuperación incluidas en planes europeos, estatales y autonómicos, pero que no se están cumpliendo.

 

Esperamos visibilizar la frágil situación de la especie, e implicar a los pescadores profesionales en acciones reales y prácticas que ayuden a liberar un número significativo de anguilas adultas para que pueden completar su ciclo reproductor tras su larga migración al Mar de Los Sargazos.

 

 ¿Cuáles son los retos de la acuicultura?

 

Aunque la anguila fue una especie sobre la que se escribió mucho a nivel de producción acuícola, apenas se ha avanzado en este aspecto en España, al contrario que otros países europeos. Cabe destacar unos pocos lugares en los humedales del Sureste de la Península Ibérica y de pequeñas experiencias en la Comunidad Valenciana sobre todo. Tal vez la acuicultura podría contribuir a reducir parte de la presión de la población silvestre.

 

En la acuicultura en general, al menos la que se practica en diversos puntos de nuestra costa mediterránea, habría que reducir los escapes de dorada y lubina, aún muy numerosos, y reducir el impacto de algunas granjas sobre fondos detríticos. En algunos casos, no debería autorizarse el incremento del tamaño de polígonos acuícolas localizados en el entorno de Red Natura 2000.

 

Evidentemente, tendrá más información acerca de estas preguntas una vez concluya en proyecto pero, ¿cuál es tu opinión inicial?

 

La gestión de las poblaciones de anguila en los humedales litorales y ríos de la cuenca mediterránea de la Península Ibérica es muy deficiente, y no cumple con las recomendaciones de garantizar el escape de una parte de las anguilas adultas. Los planes de recuperación son insuficientes, y muchas de sus medidas no garantizan la sostenibilidad de la pesca y de las poblaciones locales y regionales de la especie. Hay que seguir avanzando en la eliminación y/o adaptación de las barreras fluviales (presas y azudes) que impiden el movimiento de las anguilas y otros peces en nuestros ríos.

 

¿Un mensaje final que quiera compartir?

 

En la conservación de la naturaleza y la biodiversidad todos jugamos un cierto papel, nadie sobra, siempre habrá un pequeña acción o un gran reto que requiera de nuestra ayuda y participación, directa y/o indirecta, y los cambios serán mejores y más permanentes si se producen con diálogo y colaboración entre los diferentes sectores implicados.