Silvia Torres, coordinadora de la Unidad de Tecnologías Marinas de CETMAR: "Las medidas encaminadas a reducir los niveles de ruido siempre van a ser beneficiosas para el medio marino"

Martes, 8 Marzo 2022
Silvia Torres, proyecto SILENCIOS

Silvia Torres, coordinadora de la Unidad de Tecnologías Marinas de CETMAR

 

SILENCIOS es la segunda fase del proyecto Silencio, desarrollado por CETMAR en la convocatoria 2020 del Programa Pleamar. Hablamos con la coordinadora de la Unidad de Tecnologías Marinas de este centro, Silvia Torres, para conocer avances y novedades sobre una iniciativa que busca establecer las bases para un desarrollo de la actividad extractiva más sostenible y con menor impacto.

 

Lleva varios años dedicados a la investigación, ¿qué consejo le hubiera gustado recibir y daría ahora a una joven estudiante de Ciencias del Mar?

Llevo casi 30 años dedicados a la investigación marina y a dar apoyo a la gestión del medio marino, desempeñando roles muy diferentes en todos estos años. Por supuesto, ha habido momentos buenos y malos, pero en conjunto mi experiencia ha sido estupenda. Las ciencias marinas son inagotables y las temáticas de investigación son infinitas, pudiendo moverte fácilmente de la física a la ingeniería, de la química a la biología, de la meteorología a la geología. Además, he tenido la suerte de estar involucrada en proyectos de claro carácter aplicado, donde los resultados obtenidos además de ampliar el conocimiento sobre una temática, han permitido el desarrollo de herramientas y servicios nuevos, útiles para una mejor gestión de lo público o para el día a día de todos.

 

Coordina la Unidad de Tecnologías Marinas de CETMAR, ¿cuál es el papel de las tecnologías de última generación en un proyecto como Silencios?

Las nuevas tecnologías y su incorporación en las actividades tradicionales es uno de los aspectos vertebradores del proyecto Silencio. El proyecto SILENCIOS nos va a permitir seguir abordando dos retos muy importantes:

1. La monitorización en continuo del ruido ambiente en zonas de alta actividad extractiva, mejorando la detección de fuentes sonoras naturales y antropogénicas

2. Identificar posibles actividades del sector pesquero susceptibles de ser realizadas mediante propulsión eléctrica, así como evaluar la viabilidad de utilizar motores eléctricos acoplados a la maquinaria auxiliar que llevan las embarcaciones de pequeño porte (ej: haladores).

Ambos retos precisan de la digitalización de procesos y la incorporación de nuevas tecnologías. Por ejemplo, la implementación de una solución IoT que permita disponer en tiempo real los registros sonoros gravados y procesados en Cortegada, una estación oceanográfica que no está conectada a tierra, existiendo limitaciones claras en cuanto a la alimentación de equipos y las comunicaciones.

 

Para quien lo desconozca, ¿de qué hablamos cuando hablamos de ruido marino?

Se habla de ruido marino para referirse a los sonidos producidos por las actividades humanas que pueden interferir u oscurecer la capacidad de los animales marinos para escuchar los sonidos naturales del océano. No todos esos sonidos son audibles para el ser humano, pero sí para muchas especies marinas. Es importante resaltar que cuando se coloca un hidrófono en el océano, no sólo se graba el sonido de origen antropogénico, sino también muchas fuentes naturales. Por ejemplo, la lluvia al caer sobre la superficie, el oleaje, las corrientes originan ruido.

 

¿Por qué es tan relevante mitigar la contaminación acústica en el mar? ¿Cómo afecta a hábitats y biodiversidad?

Los mamíferos marinos, muchas especies de peces e incluso algunos invertebrados se comunican mediante el sonido para encontrar pareja, buscar presas, evitar depredadores y peligros, y para orientarse y desplazarse. En un ambiente sonoro contaminado, la presencia de fuentes sonoras antropogénicas va a dificultar llevar a cabo todas estas actividades. Quizás, el impacto más visible y conocido sea la interferencia en la comunicación de los cetáceos; sin embargo, estas especies tienen la capacidad de alejarse de la fuente de ruido. Se sabe poco del impacto a otras especies, pero sin duda, el posible impacto en especies sésiles es algo a considerar, ya que no disponen de esa opción para alejarse de la fuente de contaminación acústica.

 

Háblenos del hidrófono instalado en la batea de la Red de Observación Océano-Meteorológica en la isla de Cortegada ¿Cómo se mide el ruido marino?

La isla de Cortegada forma parte del Parque Nacional das Illas Atlánticas, y junto a ella se encuentra una batea dedicada a la monitorización océano-meteorológica, que lleva más de diez años recogiendo información de parámetros medioambientales. Esta estación pertenece al Observatorio Costeiro de la Xunta de Galicia, parte del Observatorio Transfronterizo RAIA. En ella, se ha instalado un hidrófono -micrófono sumergible con capacidad de registrar sonido en un rango de frecuencias determinado- que registra ruido marino en continuo, Estos datos, tras un procesado que permite calcular el ruido ambiente, son enviados al portal de datos Europeo EMODnet. En concreto, el modelo de hidrófono colocado en Rande, un ICLISTEN (10 Hz a 200KHz), se eligió por permitir monitorizar en el rango de frecuencias que se especifican en la Directiva Marco de la Estrategia Marina: (indicador 11.2.1 ruido ambiente: 63Hz- 125 Hz e indicador 11.1.1: (10 Hz-10KHz).

 

¿Y cómo puede reducirse el ruido antropogénico? ¿Habría que delimitar el máximo de decibelios que una embarcación puede emitir?

Antes de plantear una limitación legal a las emisiones sonoras es preciso mejorar nuestro conocimiento sobre los impactos que estas actividades tienen, ya que aún no es sencillo definir si existen o no umbrales tolerables para la vida marina. No obstante, es cierto que medidas encaminadas a reducir los niveles de ruido siempre van a ser beneficiosas para el medio, por ejemplo el aislamiento de los motores, la reducción de la velocidad de desplazamiento de las embarcaciones o la incorporación de motores más silenciosos.

 

El proyecto busca también reducir la huella de carbono del sector pesquero, tras los primeros avances en la anterior convocatoria. ¿Cómo lo habéis planteado para esta segunda fase?

La reducción de la huella de carbono de cualquier actividad antropogénica es fundamental, y por supuesto también en la actividad pesquera. En el proyecto SILENCIOS, se aborda desde una doble perspectiva: seguir avanzando en la identificación de posibles actividades susceptibles de ser realizadas con propulsión eléctrica y estudiar la viabilidad de utilizar motores eléctricos acoplados a la maquinaria auxiliar de las embarcaciones de pequeño porte como por ejemplo los haladores. Aunque el fin último de estas aproximaciones es evaluar si es posible reducir la entrada de ruido al medio marino, sin duda, supondrían también un impacto positivo en la huella de carbono de la actividad pesquera.

 

¿Ve viable en un futuro a corto plazo el uso de energías limpias en las embarcaciones pesqueras?

Aún quedan muchas cosas por hacer. No sólo se trata de cambiar un motor de combustión por uno eléctrico, está el reto de la autonomía y el espacio y peso que suponen las baterías, está el reto de las electrolineras a nivel de pantalán, y está el reto del coste de los equipos y de la electricidad, pero sin duda, técnicamente hay actividades que son susceptibles de electrificar.

 

Hablando de huella de carbono, ¿cómo afecta al medio marino la emisión de CO₂? ¿Considera que las acciones de reducción de huella de carbono van por buen camino?

Como ya sabemos, las emisiones de CO₂, son una de las causas del cambio global. En el medio marino, y en concreto en la zona costera de Galicia, existen números trabajos científicos que describen cambios físicos, biogeoquímicos y biológicos durante las últimas décadas: calentamiento (Rosón et al.,2009); intensa acidificación (Padin et al., 2020), proliferación de floraciones de algas nocivas (HABs; Pérez et al., 2010) e incluso sobre recursos marinos, como la reducción de las capturas anuales de sardina (Carrera y Porteiro, 2003) o altas mortalidades en la comunidad de bivalvos por eventos de baja salinidad (Aranguren et al. 2014). Las recomendaciones del Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático 2021-2023 y programas internacionales como la Iniciativa JPI Oceans y la Red GOA-ON, señalan la necesidad de monitorizar y desarrollar herramientas que permitan asesorar a los responsables políticos y público en general sobre estos cambios y la salud del ecosistema marino, así como identificar respuestas que mejoren la resiliencia a los cambios que se prevén.

 

CETMAR ha trabajado en anteriores proyectos con el sector pesquero y con la Universidade de Vigo, ¿cómo valora esta estrecha colaboración y las sinergias generadas? ¿Es el mejor camino para avanzar en investigación y preservación del medio ambiente?

CETMAR nació con vocación de hacer de puente entre los distintos actores ligados al medio marino, desde los sectores productivos a la administración pública, desde las universidades a la sociedad. Sin duda, el diálogo y trabajo conjunto con el sector pesquero y los centros de investigación permite establecer un flujo de conocimiento en ambas direcciones e identificar posibles oportunidades de mejoras, siendo la base para un desarrollo sostenible. Trabajar de la mano del sector permite entender, mirar la realidad desde otro punto de vista, recopilando un conocimiento inaccesible si no es por esta vía. Por otro lado, conseguir que el conocimiento científico se transforme en herramientas de utilidad para la gestión sostenible del medioambiente marino es imprescindible.