Josep-María Gili Sardà, profesor de Investigación del ICM-CSIC y director de MITICAP: “Hemos demostrado que es posible otra manera de pescar, más respetuosa con el medio ambiente y la biodiversidad”

Martes, 10 Mayo 2022
Josep-María Gili Sardà, profesor de Investigación del ICM-CSIC y director de MITICAP

Josep-María Gili Sardà, profesor de Investigación del ICM-CSIC y director de MITICAP

 

MITICAP IV ha comenzado ya su andadura para continuar avanzando en un modelo de pesca más respetuoso con el medio marino y su biodiversidad. Desde el ICM-CSIC, Gili Sardà lleva años investigando el mar Mediterráneo, "un modelo a pequeña escala del océano global", que considera todo un reto para la conversación por su diversidad y alta fragilidad. Así va a ayudar esta cuarta fase de MITICAP a preservarlo.

 

Es una figura reconocida en el mundo de la biología marina, ¿un consejo para quien esté empezando ahora?

Es un gran privilegio el poder dedicarse al estudio de la naturaleza y, me atrevería a decir, una de las profesiones más apasionantes que se puede tener. Si encima te atreves por el medio más desconocido del planeta, como es el mar, es un gran reto que no debes desaprovechar. Pero requiere atención (ser un buen observador), esfuerzo y sacrificio para estar siempre aprendiendo y planteando preguntas. Hay que ser constante e intentar evitar caer en la vanidad y la competencia y perseverar en la curiosidad y en el trabajo en equipo.

 

Su trabajo se ha centrado en el Mar Mediterráneo. Comparta con nosotros una fortaleza o valor de este enclave y un reto al que hacer frente de los hábitats vulnerables de su área de estudio.

Una de las características más interesantes del Mediterráneo es que, suponiendo solo el 0,9% de la superficie marina del planeta, alberga casi el 18% de todas las especies conocidas. Además, se le considera como un modelo a pequeña escala del océano global. Son fortalezas que suponen un gran reto para la investigación marina. También es un gran reto para la conservación y sobre todo para la recuperación del medio marino, debido a su alta heterogeneidad y diversidad, que van de la mano de una elevada fragilidad. El haber invertido mucho tiempo de mi carrera investigadora en otros ecosistemas, como la Antártida, el Pacífico y el Atlántico, me ha ayudado a valorar más la gran singularidad del Mediterráneo y la complejidad de su conservación.

 

Se trata de la cuarta fase del proyecto MITICAP, ¿qué logros destaca del trabajo realizado hasta ahora?

El principal objetivo del proyecto ha sido demostrar que es posible otra manera de pescar, más respetuosa con el medio ambiente y la biodiversidad. Los resultados muestran que el objetivo se ha conseguido, ya que demuestran que con otras artes de pesca, y con la modificación de los comúnmente utilizados, se consiguen capturas rentables para el pescador. Entre las medidas, recuperar las nansas y modificar algunas para sustituir a los trasmallos que se arrastran por el fondo marino y que causan importantes impactos en determinados casos. Otro logro que no es menos importante es el trabajo continuado con los pescadores de cara a cambiar actitudes e incrementar el compromiso para una pesca respetuosa y sostenible.

 

¿Cuáles son las innovaciones incorporadas en esta cuarta fase?

La experiencia y buenos resultados obtenidos en las fases anteriores, gracias a la colaboración y trabajo con los pescadores artesanales de Port de la Selva y Cadaqués, hizo que se planteara en la fase actual una transferencia de conocimiento a una comunidad autónoma diferente. Una de las principales novedades son las pescas experimentales en la zona de Formentera e Ibiza. Probaremos una red de trasmallo diferente a la que usan allí normalmente, con una luz de malla más amplia, tal y como se hizo hace años en el área marina de Cap de Creus. Por otro lado, en la zona del Cap de Creus se pretende recolectar todo el descarte referido a la especie Astrospartus mediterraneus para el aprovechamiento de este como abono para cultivos. Otra actividad novedosa será el marcaje de los individuos de Charonia lampas (gasterópodo), capturados accidentalmente por las redes de pesca, para hacer un seguimiento de su población. Por último, se pretende hacer una campaña con robótica submarina para hacer el seguimiento de unos caladeros de pesca del área marina del Cap de Creus e incorporar la inspección de caladeros no estudiados. Además, se aprovechará y se filmarán unas cuantas redes de trasmallo en el momento que están caladas para ver y entender como producen el impacto en el fondo marino. 

 

¿Cuál es el papel de las nuevas tecnologías (robótica y boyas inteligentes) en este proyecto?

Las nuevas tecnologías permiten estudiar el medio marino sin tener que alterarlo o destruirlo previamente. Antes teníamos que “muestrear” el fondo para conocerlo y ahora mediante la robótica lo podemos observar sin casi alterarlo, además de poder observar y prospectar mucho más espacio y tiempo. Además, las imágenes son un excelente instrumento para compartir observaciones, experiencias y conocimientos. La imagen es también un medio objetivo de información y de denuncia si es necesario.

El uso de boyas inteligentes ha sido muy exitoso, ya que ha permitido recuperar todas las redes perdidas en las que se encontraban las boyas de señal. Esto lo convierte en un método a considerar, ya que contribuye en gran manera a reducir el impacto de las redes abandonadas y a su rápida recuperación.

 

En la anterior fase de MITICAP se incorporaron materiales biodegradables en los artes de pesca. ¿Cuáles fueron los resultados? ¿Es una vía a implementar para todos los artes y aparejos de pesca?

Se ha trabajado con diferentes aproximaciones metodológicas. Ha sido especialmente exitoso el incremento de luz de malla en los trasmallos y el uso de redes con materiales biodegradables, como el algodón. En ambos casos, se observó que las capturas de las especies objetivo no disminuyeron, pero sí el número de las especies que forman parte del descarte. Al mismo tiempo, las especies atrapadas en las redes presentaban un menor número de heridas y un mejor estado, lo que permitió recuperarlas. También el hecho de que la luz de malla fuera mayor permitía un limpiado más rápido, causando menos daño a las especies atrapadas. Ambas aproximaciones creemos que pueden ser implementadas de manera regular, pues no perjudican la pesca y mejoran mucho el impacto sobre las especies acompañantes o descarte. No se han podido probar otros polímeros aparte del algodón, que son más rápidamente biodegradables, por su coste, pero es una aproximación a considerar en futuros proyectos.

 

Para quien no lo sepa, ¿qué es la pesca fantasma?

La pesca fantasma es aquella que producen los artes de pesca, ya sean redes o nasas, cuando estos quedan en el fondo marino sin poder ser recuperados en la maniobra habitual de los pescadores. Estos artes siguen siendo funcionales, por lo que continúan capturando organismos, los cuales pueden hacer de cebo para otros organismos que, a su vez, podrán quedar también atrapados. Por tanto, producen una reducción en la población de las especies afectadas. Además, los artes no se quedan completamente fijados al fondo y las corrientes las siguen arrastrando por el fondo, con lo que su impacto se incrementa con el tiempo.

La pérdida de artes de pesca es algo común, por eso desde el proyecto MITICAP se han promovido ciertas medidas para reducir este impacto, como el uso de materiales biodegradables, como el algodón, para la confección de las redes o la creación de puertas degradables en las nasas para ofrecer una salida de escape para los organismos que son capturados por las nasas perdidas.  Además, medidas como el aumento de la luz de malla de las redes permite capturar piezas comerciales de mayor tamaño y, por tanto, mayor valor comercial, reduciendo así el descarte y el impacto sobre las poblaciones de las especies no comerciales.

 

¿Hay previsiones sobre cómo evolucionarán estos hábitats sin una mejora de la gestión?

Estamos frente a una emergencia ambiental, sobre todo por los impactos continuados durante décadas sólo por la sobrepesca y la contaminación y, recientemente, también por el cambio climático. La única manera de que el medio marino siga dando los frutos que ha dado a la humanidad durante siglos es que se recuperen y conserven sus hábitats y poblaciones grandes de especies, tanto de interés comercial como acompañantes. Sin las medidas que se proponen en colaboración con los pescadores, este objetivo de recuperación no será posible. Por ejemplo, unas poblaciones mínimamente grandes son más resilientes al cambio climático, ya que la respuesta se comparte entre más individuos y las probabilidades de superar el impacto y poder recuperar las poblaciones naturales es mucho mayor. Es importante considerar que las medidas que se consigan conjuntamente con los pescadores profesionales tendrían que ir acompañadas de medidas muy claras y rígidas sobre la eliminación de la pesca furtiva y del comportamiento respetuoso del medio marino por parte de la navegación deportiva. El medio marino requiere responsabilidad de todos, no tan sólo de los profesionales.