Javier Garat, director de REDES DE ESPAÑA: " El sistema de trazabilidad asegurará que las redes y aparejos sean correctamente recogidos, transportados, almacenados, separados y tratados"
Tras los avances y resultados de los proyectos REDUSE I y REDUSE II, Cepesca continúa en REDES DE ESPAÑA trabajando en la gestión sostenible de los residuos de redes y aparejos para impulsar la sostenibilidad del sector pesquero en nuestro país. Con Javier Garat, director del proyecto y secretario general de Cepesca, ahondamos en los objetivos de este proyecto impulsados en está última convocatoria 2023.
Una visión global de la problemática: ¿Cómo ha evolucionado en nuestro país la gestión de residuos de redes y aparejos en los últimos años? ¿Qué logro destacarías al respecto?
En los últimos años, la gestión de residuos de redes y aparejos de pesca en España ha experimentado una evolución considerable, de la mano con los desarrollos y las soluciones que ha ido ofreciendo el sector del reciclaje. En el pasado, muchos puertos contaban con la tradicional figura del redero, que compraba redes en desuso para darles una nueva vida, una suerte de precedente de lo que luego llamaríamos la economía circular. Sin embargo, la gran mayoría de estos residuos terminaban en vertedero o destinados a valorización energética. Gracias a la colaboración público-privada y al impulso de diversas iniciativas, como los proyectos REDUSE I y II, se están logrando desarrollar mejoras en los puertos pesqueros para la recogida, tratamiento y reciclaje de estos materiales. Estas iniciativas han permitido establecer las bases para una gestión más integral y coordinada, orientada no sólo a la reducción de residuos, sino también a su valorización en sectores industriales estratégicos.
Como logro destacable, quiero mencionar el estudio pionero en la flota pesquera sobre la cuantificación y uso de redes pesqueras descartadas que acaban su vida útil, uno de los principales resultados del proyecto REDUSE, que nos ofreció un escenario nacional de partida, imprescindible a la hora de diseñar cualquier sistema de gestión y que nos está ayudando a dimensionar la magnitud de este reto ambiental.
¿Y cuál consideras que es el gran reto o barrera a superar para lograr una reducción de estos residuos?
Los mayores desafíos a los que se enfrenta la gestión de residuos de redes y aparejos en España son, por un lado, la falta de un sistema uniforme y accesible para la recogida, almacenaje y gestión de estos residuos en todos los puertos pesqueros del país y, por otro, el reto de la separación de los componentes existentes. Aunque existen infraestructuras y capacidades en algunos puertos, estas no están distribuidas de manera homogénea, lo que dificulta la implantación de un protocolo común que permita asegurar una gestión eficiente y la correcta trazabilidad de los materiales desde el momento en que son descartados hasta su valorización. A esta situación se suman los recursos materiales necesarios para asegurar una separación adecuada a las capacidades de los recicladores, que no pueden trabajar con mezcla de materiales. Por ello, desde el sector pesquero estamos trabajando en la búsqueda de soluciones integrales y seguimos concienciando a todos los actores involucrados, desde los pescadores hasta los fabricantes de redes, así como promoviendo su participación en los programas de recogida y reciclaje.
¿Qué aprendizajes se sacaron de los proyectos REDUSE y REDUSE II?
Los proyectos REDUSE I y II de Cepesca han sido un punto de inflexión en la gestión de residuos de redes y aparejos en España, aportando lecciones valiosas que han permitido mejorar y optimizar los procesos. Uno de los principales aprendizajes de REDUSE I fue el abordaje colectivo de una multiplicidad de actores que hasta entonces no habían trabajado colaborativamente para la implantación de un protocolo común de gestión de residuos en los puertos. Entre muchos aprendizajes, observamos que el protocolo debe ser adaptable a las peculiaridades de cada puerto, pues las infraestructuras y capacidades varían considerablemente en función de la ubicación y el volumen de actividad pesquera.
Por su parte, REDUSE II se centró en el desarrollo de proyectos piloto adaptados a las características de la flota y de cada puerto e involucrando a todos los actores del ciclo de vida de los aparejos, desde su fabricación hasta su recogida y reciclaje.
Con ambos hemos avanzado en el impulso de una economía circular en torno a los residuos de redes de pesca, demostrando que la colaboración entre pescadores, fabricantes, gestores de residuos y recicladores es clave para el éxito de cualquier iniciativa de gestión sostenible.
¿De qué forma va a operar esta certificación nacional de gestión y reciclado que el proyecto plantea?
La certificación tiene como objetivo garantizar que los residuos de artes y aparejos de pesca se gestionen de forma sostenible y eficiente, siguiendo los principios de la economía circular. Para ello, la certificación funcionará mediante un sistema de trazabilidad que permitirá seguir el recorrido de los materiales desde el momento en que son depositados en puerto hasta su reciclaje o reutilización en otros sectores industriales. El sistema de trazabilidad asegurará que las redes y aparejos sean correctamente recogidos, transportados, almacenados, separados y tratados, garantizando así su valorización en nuevos productos que puedan ser utilizados en industrias como la automoción, la náutica o la aeronáutica. La adscripción por parte de armadores, recicladores y demás actores de la cadena de gestión en este sistema de certificación ofrecerá una garantía de cumplimiento con las normativas ambientales nacionales y europeas, promoviendo un ciclo de vida más responsable para estos productos y contribuyendo a la reducción de residuos. Apostamos también por el desarrollo de incentivos adecuados que favorezcan la adhesión a estas prácticas sostenibles y garanticen que las soluciones implantadas sean económicamente viables para todos los eslabones de la cadena.
¿Qué requisitos son necesarios para obtener este certificado?
Actualmente nos encontramos desarrollando el reglamento del sistema, con el apoyo de un comité técnico de expertos, donde forman parte entidades de la certificación, el reciclaje, la Administración General de Estado y representantes de organizaciones no gubernamentales con una larga trayectoria de colaboración con el sector pesquero en sostenibilidad. En el marco de estas reuniones pretendemos establecer una serie de requisitos técnicos y operativos cuyo cumplimiento permita obtener la certificación que asegure una correcta gestión de los residuos. Estos requisitos incluirán la implantación de sistemas de recogida, almacenamiento y transporte adecuados para los aparejos descartados, asegurando que el material pueda ser rastreado en todo momento.
¿Qué estrategias deben implementarse para mejorar la trazabilidad de estos residuos?
Hoy en día, la digitalización es la mejor aliada de la trazabilidad. Por ello, vamos a aprovechar la tecnología Blockchain para garantizar que los residuos de redes y aparejos sean gestionados de manera adecuada y sostenible. Implantaremos la digitalización de los sistemas desde el origen para poder seguir el recorrido de los residuos desde el momento en que son descartados en los puertos pesqueros hasta reciclaje. Estos sistemas podrían incluir la creación de un registro digital en los puertos que identifique cada red o aparejo descartado, proporcionando información en tiempo real sobre su ubicación y estado en el proceso de gestión. Además, es fundamental seguir reforzando la colaboración entre los diferentes actores involucrados desde los armadores y pescadores hasta los recicladores. Esta colaboración permitirá que el proceso sea más transparente y eficiente, asegurando que todos los actores tengan una clara comprensión de sus responsabilidades.
¿Cuáles son las expectativas de los productores de redes y aparejos respecto a la Directiva SUP (Single Use Plastics Directive)? ¿Están preparados para adaptarse a las nuevas exigencias legislativas derivadas de la RAP (Responsabilidad Ampliada del Productor)?
Muchos fabricantes ya están adoptando prácticas más sostenibles, invirtiendo en el desarrollo de productos que tengan mayores porcentajes de reciclabilidad y colaborando con los sistemas de recogida de residuos. No obstante, para asegurar una implementación plena de estas normativas, aún es necesario reforzar la colaboración entre estos primeros eslabones de la cadena y será necesario seguir apoyando al sector con formación, incentivos y herramientas que faciliten la transición hacia un modelo más sostenible.
Este proyecto se desarrolla en agrupación, el Centro Tecnológico de la Automoción de Galicia (CTAG) va a trabajar la innovación para el reaprovechamiento de redes o aparejos ya descartados, ¿por dónde van a ir esas soluciones innovadoras?
El Centro Tecnológico de la Automoción de Galicia buscará ese reaprovechamiento mediante la introducción de las redes y aparejos en la formulación de nuevos materiales que puedan ser empleados en aplicaciones de alto valor añadido para sectores como el de la movilidad, procurando así la continuidad en la respuesta conjunta de diferentes industrias a las demandas de mercado, la sociedad en general y al cumplimiento de la normativa relativa al uso de materiales reciclados (cada vez más exigente), en la búsqueda de una economía circular real. Mucha gente no lo sabe, pero hoy en día ya se fabrican salpicaderos de coches de marcas conocidas con materiales de redes de pesca recicladas.
¿Cuál va a ser el papel de la Federación Nacional de Cofradías de Pescadores?
La Federación Nacional de Cofradías de Pescadores (FNCP) tiene un rol esencial en este proyecto, incorporando a la pesca artesanal y de bajura, que constituye el mayor segmento de flota operando en aguas nacionales. Este tipo de pesca, fundamental para la economía y el desarrollo de las comunidades costeras, utiliza un gran volumen de redes, lo que la convierte en un destinatario principal del proyecto. La FNCP se enfocará en sensibilizar al sector sobre la necesidad de reducir el impacto ambiental de los aparejos al final de su vida útil, promoviendo prácticas que refuercen el compromiso con la sostenibilidad y la protección de los ecosistemas marinos. Su participación es clave para integrar la dimensión social y ambiental en la actividad pesquera, contribuyendo así a un futuro más sostenible para el sector.